miércoles, 2 de marzo de 2011

Mala leche



No deja de llamarme la atención la cantidad de personas que escucho decir que tienen intolerancia a la lactosa. En Argentina no conocí nunca a alguien que tuviera dicha “enfermedad”. Sí conocí un montón de enfermos de otras cosas, eso seguro. Sobre todo de la mente pero nunca de la leche. Y desde que llegué acá no paro de conocer gente con ese problema. Ni hablar de la cantidad de tiendas que venden a precios exorbitantes leche de soja, de avena, de arroz, en fin, todo tipo de sustitos que jamás pensé que podrían tener un sabor parecido. Creo que es un complot, sospecho que las marcas de productos bio (orgánicos= ¿sanos?=carísimos) han montado una red de médicos corruptos para que diagnostiquen de este mal a sus pacientes de mayor poder adquisitivo. También pienso que se volvió una moda, es mucho más trendy ir a hacer las compras al Veritas que al Dia. Si, y qué, tengo mala leche, ya lo sé. Soy un poco intolerante, lo reconozco, pero no precisamente a la lactosa sino a la manga de snobs que se gastan fortunas en estos lugares “bio” comprando pelotudeces y que después no te convidan porque es comida “especial”. (Hablo desde el resentimiento obvio, porque ni loca me gasto 3 euros en una barrita de cereal pero más de una noche hubiera querido atacar las que tiene mi compañera de piso en la alacena). Me hace acordar a cuándo era chiquita e iba al colegio, siempre había alguna compañerita forra que se comía un caramelo adelante tuyo y cuándo le pedías que te convide uno te respondía con un “es remedio, no es golosina, no te puedo dar”. Gorda!!!

Pensar que en esa época la vaca tenía buena prensa. Durante la primaria todos tuvimos que escribir la famosa composición que se titulaba “Tema: la vaca”, en la que llenábamos mínimo dos páginas narrando todo lo que nos daba el noble animalito. La leche, el cuero, la carne, etc, etc. Pero los tiempos cambian y hoy la pobrecita vaca está totalmente out, demodé, fuera de moda, se volvió grasa. Así que el próximo verano, en vez de pedirte el clásico licuado de banana con leche, mejor optá por un batido de maracuyá salvaje del Amazonas con leche de soja y semillas de chia. No sé si será más rico pero seguro que mucho más Fashion y largo de pronunciar!