miércoles, 10 de junio de 2009

Hay luz al final del túnel pero me parece que yo no la quiero ver

Foto cortesía de la entrañable Florencia Aliberti


Definitivamente creo que me merezco todo lo que me pasa. No soy ni seré nunca una melancool porque esa definición aplica sólo para los hombres pero creo que ando cerca eh!
Hoy fui al supermercado, así nomás a cara lavada con la campera más gorda que tengo porque hace mucho frío y un carilina en la mano porque encima tengo rinitis crónica. Aunque tengo amigas que me aconsejan andar todo el día de punta en blanco, “nunca se sabe dónde puede estar el hombre de tu vida” me dicen pero yo ni pienso producirme para semejante quehacer la verdad. Me rehúso a andar como una patética seduciendo hasta al verdulero. Además nunca creí que haciendo las compras iba a conocer a alguien interesante. Y claro…..los melancool no van al súper.
Resulta que estoy parada en la esquina esperando que cambie el semáforo para cruzar la calle y siento que el tipo que está parado a mi lado me mira mucho. Lo miro de reojo por si era alguien que conocía y como no era así sigo. Me para y me pregunta la hora. A lo que respondo con la pura verdad “no sé, no tengo reloj”. Entonces me dice que soy muy linda y me pregunta mi nombre. Yo me quedo petrificada entre contenta por el piropo inesperado, con vergüenza porque soy muy modesta (ja) y descolocada por la situación. Le digo mi nombre y él me pide mi número de teléfono. Me rio, le digo que no, que no se lo doy porque no lo conozco. “y bueno, por eso, dámelo así te invito a salir y nos conocemos” me dice el pibe. “Nooo” le digo yo, “¿y si sos un loco que anda suelto?, no te puedo dar mi teléfono”. Insiste un poco más y como ve que no lo va a conseguir me pregunta si vivo cerca, le digo que sí pero sin dar detalles ni nada y decide irse pero antes me saluda con un beso en el cachete que no le pude negar.
Me alegró el día, un tipo normal, ni feo ni hermoso, común y corriente se tomó la molestia de arriesgarse a conocerme. Qué lindo. Pero que feo que yo tenga miedo y la duda de que pueda llegar a ser un psicópata asesino. Es cierto, hay mucha inseguridad por la calle pero ¿por casa como andamos?

No hay comentarios: