martes, 16 de septiembre de 2008

Tengo un feto en mi casa (y no estoy embarazada)


Recién ahora me doy cuenta que hice algo de lo que me arrepiento mucho. Hará cosa de un mes atrás, en una de mis primeras visitas a la casa infame, me topé con algo que me pareció un crimen tirar a la basura. Me sucedió con varios objetos que daban la impresión de ser valiosos, ya sea a nivel económico o sentimental. Entonces me los traje a mi casa, unos manteles hermosos que jamás usaré y ahí están tirados en el fondo de un cajón, unas fichas de póquer y ni siquiera se como se juega a eso. En fin, tuve un lapsus y fui poseída por el espíritu de mi abuela acumuladora de objetos inútiles siempre aterrada de que se venga la guerra y el desabastecimiento. Ok, no es tan grave, puede suceder. Pero también me traje un feto. Sí, un feto humano, no les miento. Mi abuelo, el reconocido cirujano, tenía en su biblioteca un frasco con un feto humano en formol de aproximadamente tres meses de “vida”. Es que en realidad es un cadáver, ¡que impresión! Le pregunté a mi papá y me dijo que recuerda el pánico que le daba en su niñez pasar cerca de ese frasco. Así que si ese feto hubiese nacido, hoy en día sería un viejo. Y bueno, no lo iba a tirar, me lo traje a mi casa y como una loca pensé “qué bueno, tengo un feto en un frasco, y se lo ve perfecto, formadito con bracitos y piernas, cuándo se lo muestre a mis amigos se van a morir”. ¡Que ridícula! Ahora lo tengo en la parte más alta de un armario envuelto en un trapo para no verlo, tengo miedo que mi gata lo agarre y se lo coma. Y me da impresión, y no sé para qué corno me lo traje y para colmo se le evaporó la mitad del formol y me da pánico que se pudra y empiece a largar olor, puaj. Tengo pesadillas en las que a la noche mientras duermo, el monstruito sale del frasco y se arrastra hasta mi cama para que le de calor. ¡No puedo dormir! Pero tampoco sé como deshacerme de él. Ya se lo ofrecí a todos mis amigos, más de uno me sorprendió con su respuesta de “ay, no, ni me lo muestres que soy impresionable”. Tan machitos que parecían, resultaron ser unos mantequitas al final. Y yo me volví una enfermita morbosa a los ojos de ellos. Pero no lo puedo tirar. ¿Y si alguien lo encuentra en la basura? ¿Y si la policía me viene a buscar porque creen que hago abortos? Mucho menos lo puedo tirar por el inodoro, ya lo pensé, pero se llega a tapar y después peor, ahí si que voy presa. A menos claro que le hagan pericias y eso que hacen los de CSI y descubran que no es mío. No sé que hacer. Supongo que encontraré algún médico o estudiante que le pueda interesar. Mientras mi reputación está dañada y yo sigo con un muerto en mi placard.

No hay comentarios: